
Tratamientos de suelo pélvico
Los tratamientos de suelo pélvico están orientados a fortalecer, rehabilitar o relajar los músculos que forman esta zona, clave para funciones como la continencia urinaria y fecal, el soporte de órganos internos y la función sexual. Se aplican en casos de incontinencia, prolapsos, dolor pélvico, disfunciones sexuales o tras el embarazo y parto. Entre los tratamientos más comunes se encuentran la fisioterapia especializada (ejercicios de Kegel, biofeedback, electroestimulación), la terapia manual, el uso de pesarios y, en algunos casos, intervenciones quirúrgicas. Estos tratamientos deben ser guiados por profesionales especializados para adaptarse a las necesidades de cada persona.
Además de los enfoques terapéuticos tradicionales, cada vez se incorporan más técnicas complementarias como el pilates terapéutico, el yoga adaptado y la reeducación postural, que ayudan a mejorar la conciencia corporal y a mantener la musculatura del suelo pélvico en buen estado. La educación y el acompañamiento emocional también juegan un papel fundamental, ya que muchas personas experimentan ansiedad o vergüenza al hablar de estos problemas. Por eso, un abordaje integral que combine lo físico, lo emocional y lo educativo es clave para una recuperación efectiva y duradera.
Tratamientos más comunes
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¿Qué es la neuromodulación del tibial posterior?
La vejiga hiperactiva es un problema que afecta a alrededor de 50 millones de personas en el mundo. Los principales síntomas de la Vejiga Hiperactiva son la frecuencia (ir muy a menudo al baño), la urgencia (no poder demorar las ganas de orinar) y la nocturia (levantarse por la noche a orinar y que interrumpa el sueño).
El manejo de la vejiga hiperactiva se debe iniciar por la reeducación vesical que consiste en “ordenar” y “educar” la ingesta de líquidos y las micciones. El entrenamiento de la musculatura del suelo pélvico es otro de los pilares fundamentales para aumentar el control sobre dicha musculatura y aprovechar el efecto que producen las contracciones de la musculatura del suelo pélvico sobre la vejiga, ya que provocan que el músculo detrusor (el músculo que se encuentra en la pared de la vejiga) deje de contraerse o al menos lo haga con menor intensidad. Además, se deben modificar una serie de hábitos de vida, como son la ingesta de determinadas bebidas, alimentos y qué hacer ante la urgencia miccional.
Actualmente disponemos de numerosos fármacos para tratar los síntomas de esta entidad, los ya conocidos antimuscarínicos, los agonistas beta 3 adrenérgicos, este último muy bien tolerado y ambos muy eficaces en el control de síntomas.
Dentro de los tratamientos de la Vejiga Hiperactiva está la neuromodulación del tibial posterior. Dicha técnica consiste en la aplicación de unas corrientes de baja frecuencia en el tobillo, justo sobre el nervio tibial posterior. Este tipo de corrientes se perciben como un golpeteo y no provocan contracción muscular. La duración del tratamiento son 12 sesiones, 1 ó 2 veces a la semana durante 30 minutos. La aplicación de la neuromodulación se realiza con una aguja, lo que se denomina técnica percutánea, se coloca bajo una guía ecográfica, esto quiere decir, que se localiza donde está el nervio mediante ecografía y se pincha. Es importante destacar que es una técnica completamente indolora.
La neuromodulación del tibial posterior se está empleando también en otras disfunciones perineales como son el Dolor Pélvico Crónico y la incontinencia fecal con urgencia. Es una técnica que está dando resultados esperanzadores para los pacientes que padecen estas patologías.
Antes de decidir cual es el tratamiento más adecuado es necesario realizar una valoración del paciente en consulta.
Tratamiento con infiltración de toxina botulinica en el suelo pélvico
¿Qué es la toxina botulinica?
La toxina botulínica tipo A es una sustancia producida por una bacteria llamada Clostridium botulinum. Aunque en grandes cantidades puede causar una enfermedad grave llamada botulismo, en pequeñas dosis y con control médico, se utiliza como tratamiento seguro y eficaz para diversos problemas de salud.
Funciona bloqueando temporalmente la señal entre los nervios y los músculos, lo que hace que el músculo tratado se relaje. Esta propiedad se usa en medicina para:
- Tratar contracturas musculares, espasmos o tics.
- Reducir arrugas faciales (uso estético).
- Tratar la vejiga hiperactiva, al relajar el músculo de la vejiga y reducir las ganas urgentes de orinar.
- Controlar la sudoración excesiva, entre otras indicaciones.
El efecto no es permanente: suele durar entre 3 y 6 meses, y luego puede repetirse si es necesario. Se aplica mediante una inyección local, normalmente bien tolerada.
¿Cuando está indicado infiltrar en los músculos del suelo pélvico?
Cuando se infiltra toxina botulínica tipo A en el síndrome miofascial del suelo pélvico, el objetivo es relajar los músculos pélvicos que están tensos o contracturados. En este síndrome, los músculos del suelo pélvico (que sostienen la vejiga, el útero y el recto) se mantienen en un estado de tensión constante, generando dolor, sensación de presión, molestias al orinar o al mantener relaciones sexuales, entre otros síntomas.
La toxina botulínica actúa bloqueando la señal que los nervios envían a esos músculos para que se contraigan, de modo que los relaja temporalmente. Esto:
- Disminuye el dolor
- Reduce la tensión muscular
- En general, mejora la calidad de vida, al permitir que los músculos vuelvan a funcionar con más normalidad.
El efecto no es inmediato (puede tardar unos días) y dura entre 3 y 6 meses, después de lo cual puede repetirse si es necesario. Se usa cuando otras terapias como la fisioterapia o los medicamentos no han sido suficientes.
Antes de infiltrar toxina botulinica deberá realizarse una historia clínica y exploración exhaustiva de la paciente y valorar si existe alguna contraindicación para la infiltración. Una vez valorada y si la decisión es tratamiento con toxina botulinica la técnica se realiza en consulta con anestesia local o la aplicación de una crema anestesia en la región a infiltrar y la paciente puede realizar una vida normal sin necesidad de ingreso ni sedación.
Bloqueo del nervio pudendo
El bloqueo del nervio pudendo está indicado principalmente cuando se sospecha que el dolor pélvico o perineal está relacionado con una neuropatía del nervio pudendo (una irritación o atrapamiento del nervio), especialmente si el dolor es intenso, crónico y resistente a tratamientos convencionales como analgésicos, fisioterapia o medicación neuromoduladora.
¿Cuales son las indicaciones más comunes para realizar un bloqueo del nervio pudendo?
- Neuropatía del nervio pudendo
- Dolor en la zona genital, anal o perineal
- Empeora al estar sentado y mejora al estar de pie o tumbado
- Se acompaña a veces de sensación de quemazón, hormigueo o presión
- Síndrome de atrapamiento del nervio pudendo (síndrome de Alcock)
- Puede producirse por compresión del nervio en su trayecto, como en deportistas, ciclistas o tras cirugías pélvicas
- Dolor pélvico crónico de origen no claramente identificado, cuando se sospecha una causa neuropática
- Evaluación diagnóstica
- A veces se hace un bloqueo como prueba diagnóstica: si el dolor mejora tras el bloqueo, se confirma que el nervio pudendo está involucrado
- Complemento terapéutico
- En programas de tratamiento multimodal junto con fisioterapia, medicación, y en algunos casos, neuromodulación
¿Cómo se realiza el bloqueo del nervio pudendo?
Se aplica una inyección de anestésico local (y a veces corticoide) cerca del trayecto del nervio, guiada por ecografía. El efecto puede ser temporal, pero permite aliviar el dolor y facilitar el abordaje funcional (por ejemplo, fisioterapia).
Infiltración del plasma rico en plaquetas en el suelo pélvico
El plasma rico en plaquetas (PRP) se aplica en el área perineal o genital en varias situaciones clínicas y estéticas, aprovechando su capacidad de regenerar tejidos, reducir la inflamación y mejorar la vascularización. El PRP se obtiene de la propia sangre del paciente, por lo que es un tratamiento autólogo y seguro.
¿Cuales son las principales indicaciones del PRP en zona perineal/genital?:
- Síndrome genitourinario de la menopausia
- Sequedad, ardor, dolor en las relaciones (dispareunia), atrofia vaginal
- El PRP estimula la regeneración de la mucosa vaginal y mejora la lubricación
- Liquen escleroso vulvar
- Enfermedad crónica inflamatoria que produce picor, irritación y cambios en la piel vulvar
- El PRP puede ayudar a reparar la piel y reducir síntomas cuando los corticoides no son suficientes
- Dolor vulvar o perineal (vulvodinia, neuropatía, episiotomías dolorosas)
- En estos casos, el PRP se utiliza para modular la inflamación, regenerar tejidos y aliviar el dolor
- Incontinencia urinaria leve a moderada
- Aporta soporte al tejido periuretral y mejora el tono, especialmente en mujeres posparto o posmenopáusicas
- Disfunción sexual femenina
- Mejora de la sensibilidad, la lubricación y la respuesta sexual en algunas mujeres
- A veces se conoce como el «O-shot» (inyección orgásmica)
- Cicatrices dolorosas o fibrosis postparto o postquirúrgica
- El PRP puede favorecer la reparación del tejido dañado tras episiotomías, desgarros o cirugías ginecológicas
¿Cómo se aplica el plasma rico en plaquetas (PRP) en el área genital?
Se extrae una pequeña cantidad de sangre del paciente, se centrifuga para concentrar las plaquetas, y luego se inyecta en la zona afectada, bajo anestesia local o crema anestésica. Es un procedimiento sencillo que se realiza en consulta y el paciente puede volver a su domicilio con normalidad.
¿Cuantas veces se puede infiltra el plasma rico en plaquetas (PRP) en el área genital?
La frecuencia de infiltración de PRP en la zona genital depende del motivo del tratamiento, la respuesta del paciente y el protocolo del profesional. No obstante, existen recomendaciones generales basadas en la evidencia clínica y la práctica habitual:
Frecuencia recomendada según la indicación:
- Síndrome genitourinario de la menopausia
- 2 a 3 sesiones separadas por 4 a 6 semanas
- Posibilidad de un refuerzo anual según evolución
- Liquen escleroso vulvar
- 1 infiltración al mes durante 3 meses
- Luego, sesiones de mantenimiento cada 6-12 meses, si hay mejoría
- Dolor vulvar o dispareunia (vulvodinia, cicatrices)
- Entre 1 y 3 sesiones según respuesta
- Intervalo mínimo: 4 semanas
- Disfunción sexual / estética genital
- Suele hacerse una sesión inicial, con refuerzo a los 6-12 meses si se desea prolongar o potenciar efectos
Consideraciones importantes:
- No hay un límite absoluto de veces, ya que el PRP es autólogo (del propio paciente) y bien tolerado.
- Sin embargo, no se recomienda aplicar con mayor frecuencia que la indicada, para dar tiempo a los tejidos a regenerarse y evaluar resultados.
- El protocolo puede ajustarse individualmente si el médico lo considera oportuno.